Fogwill, lectura obligatoria

octubre 21, 2009

fogwill

Quisiera haber leído antes Fogwill. Diez años atrás. Pero supe de él tan tarde que me da vergüenza. Leer Muchacha Punk debería ser una lectura obligatoria. Si tienes 23 años y no lo leíste ya, cierra todos los libros y lee el cuento: ahora. Tiene una fuerza avasalladora, es un golpe eléctrico. Después vendrán Los Pichiciegos, Help a El, Un Guión para Artkino, Los Pasajeros del Tren de la Noche o esa violenta colección de artículos Los Libros de la Guerra. Como cualquier snob, ya tengo en mi poder los Cuentos Completos (Alfaguara) de Fogwill. Y estoy anotado para el lanzamiento que hará del libro en la Feria del Libro de Santiago. Ya se sabe, Fogwill viene a la feria junto a César Aira, Damian Tabarosvky, Fabian Casas, Rubem Fonseca y Ray Lóriga. Nada mal, nada mal.

Como adelanto dejo una entrevista que le hice a Fogwill hace un año (parte se publicó en La Tercera), en la que habla bastante de literatura chilena.

Cada vez se reeditan más tus libros.
Es que no produzco…. Se venden, no sé.
¿Te están redescubriendo?
Cada generación que llega me redescubre. Es España cada vez que me editan, me descubren. Es un argumento publicitario.
¿Qué tan importante ha sido la ciudad en tus obras?
Nula. Nunca tuve una conciencia urbanística o arquitectónica. Yo era marxista, o lo soy…. En ese época también quería actuar como marxista y este tipo de cosas -la ciudad- parecían secundarias en las doctrinas políticas. Demasiado burguesas y, además, había que renegar de todo lo que era real.
¿Te gusta Santiago?
Me encanta Santiago. Voy a Chile desde 1967, de modo que vi todos los cambios de la ciudad. Me parece siniestra la evolución que va teniendo Santiago. Pero estéticamente es cada vez más bella. Si hubiera transparencia en el aire…
¿Has leído bien la literatura chilena?
No. Los libros chilenos los abro y si no me gustan, no les concedo el derecho a que terminen gustándome. En general, no me interesan. Alejandro Zambra me gusta tanto humanamente y como escritor, que casi lo olvidé como narrador chileno. Si Carlos Fuentes dice que Aira va ser Premio Nobel, yo puedo decir que Germán Marín es el heredero de Balzac. O de Proust. O Thomas Mann. Edwards sería Proust.
¿Qué escritor chileno te ha interesado últimamente?
Para mí Bolaño es literatura argentina. Escribe a nuestra manera. O como mexicano.
No nos puedes robar a Bolaño, es de lo poco que tenemos.
Qué robo. Cómo si me robara a una mujer… El se fue con otro. En vez de Luis Sepúlveda, Bolaño prefirió Piglia. Y antes a Borges. Se autosecuestró.
¿No hay más chilenos entre tus gustos?
Me gusta mucho Nicanor Parra, pero también Gonzalo Rojas. Diego Maquieira. Una parte de Raúl Zurita, la obvia. Por supuesto, Bruno Vidal. Aunque ese es el lugar común de todo latinoamericano.  Me gustó Bosque Quemado, de Brodsky, pero hubiese sido mejor que fuese su primera novela: un ajuste de cuentas con el pasado. La novela Navidad y Matanza, de Carlos Labbé, me parece de lo mejor de los últimos 20 años de Chile.
En 1982 dijiste que al pensar en literatura argentina pensabas en ti, César Aira, Copi, Belgrano Rawson y Alberto Laiseca. ¿Quiénes se te vienen a la mente hoy?
Agregaría a, por lo menos, Sergio Bizzio y Sergio Chejfec. En internet alguien dice que al nombrar a Copi, Layseca y Aira fabriqué un canon que está vigente. Pero debe haber mejor literatura, lo que pasa es que yo estoy viejo, tengo 67 años, ya no tengo esa flexibilidad como para plegarme a un nuevo entusiasmo.
¿Fabricaste el canon?
Es posible. O no, no lo fabriqué… Detecté lo mejor. Lo mejor y lo reprimido. Yo peleé para que publicaran a Aira porque lo habían consagrado como traductor.
Loco, provocador, insoportable. ¿Te crees el personaje Fogwill?
Es que me sale. Soy muy viejo, no me sale otra representación. No tengo tiempo de estudiarme Hamlet a estas alturas para ver si hago un personaje nuevo. Para decírtelo en chileno, soy el Coco Legrand. Todos somos personajes, por qué no voy a hacerlo yo. Lo que pasa es que yo al ser un personaje muy explícitamente, puedo preservar una identidad. La gente dice: a pesar del personaje, Fogwill es un tipo querible. El que no lo quiere a Piglia, no lo quiere y ya.

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